lunes, 16 de noviembre de 2015

Para un largo poema se necesitan dos.




I
Soy el que se yergue enclenque
y tiembla como un niño.
Un vocero de reyes sin trompeta.
Un remedo de caballero sin panza
Un perdedor en busca de su escudo.
Quiero hablar de verdades.
(Agárrense, iremos más allá del precipicio)
Soy el impostor que busca imperfecciones.
El relojero sin tiempo.
Soy el que lanza pedos como bocinazos,
truenos que preceden a los rayos.
¡Inundo las alcantarillas
tratando de dar luz
a las cloacas!
El amarillo se ha vuelto verde.
Cuando abro la boca, en vez de palabras,
lanzo escupitajos.
El corazón se me rompe como un tambor.
Debo gritarle al mundo
que soy valiente.
El Thor devaluado
que ya no brilla,
martillero amañado de subastas
en un palacio de justicia.
Tengo unas piernas
que son sólo un remedo,
dos remos que bogan en la ruina.
Huesos de madera
que ya no tienen goznes.
Uñas que arañan los rincones.
Besos que al ser lanzados se marchitan.
Eso es lo que soy,
un jardinero que arranca las raíces
antes que nazcan.
Un remedo de albañil
convertido en sepulturero.
Guardián de agujeros.
Costurero de mentiras.
Tengo los oídos huecos
que esconden laberintos.
Dos brazos que se desgastan en una cruz
en espera de un abrazo.
Empollo la maldad.
Falta poco para que empiecen a picar los huevos.
Dicen que tenía alas
Y hoy ni siquiera puedo cargar plumas,
las manos se me escurren
como el agua.
Ya me han tildado
de resentido, de hipócrita.
De ser alguien que apenas vale una moneda de tres centavos.
Les agradezco, me han sumado uno a lo que yo pensaba.
Al reír se me han esfumado las ideas.
Ahora lo recuerdo, soy
un arlequín extraviado
en oscuros tableros empolvados.
Peón que sólo busca un alfiler.
Enroque corto de torres destruidas.
Reyezuelo sin reina. Casco de burro.
Cansado danzarín
en esta fiesta extraña de disfraces,
el antifaz lo llevo en la frente.
Me hincan los cuernos en los temporales.
Ando borracho tratando de mostrar
soles que alumbren.

¿Quién dijo que habían estrellas
envueltas en constantes pesadillas?

II

Despierto en la resaca matutina
Oh! Hermosa lucidez.
Palacios brillan por doquier
Clínicas sin máculas.
Cirujanos plásticos que me arreglan la nariz
Me forman las mandíbulas
¡Puedo comer!
Nutricionistas con mangos que han madurado
¡Manzanas verdes!
Se suman los entrenadores de gimnasio,
tendré pectorales, mis muslos podrán sostenerme,
mis manos podrán sujetar las llaves de mi mansión,
mis autos de carrera, mi billetera
llena de tarjetas de crédito,
pronto compraré un avión.
Ronaldo hagamos juntos piruetas en el aire
¡Volemos esparciendo la alegría!

¿Y qué es eso que brilla allá en el firmamento?
Oh, la orden Sodalicio que busca seguidores
Me curaran el alma
seré vecino del Vaticano.
Prendan velas, que no haya oscuridad.
Oh, la, la, que viva la igualdad
Me casaré con mi gata (tengo Derecho)
Abajo la hipocresía y la falta de tolerancia.
¿Sueños? No. Realidades.
Desayunaré perfume con Kim Kardasiam
Y nos comeremos a besos durante el día
Ya Jennifer Lawrence esta abandonando el spa
y viene a darme no sólo masajes.
Cenaré canciones de amor con Lady Gaga.
Mayweather me regalara sus bandas de oro
que usaré como collares,
soy el campeón de todos los pesos
y no necesito cruzar golpes con nadie.
Celulares, más celulares, tecnología de punta.
Le envío correos a Obama y me contesta.
La rapidez me encanta. La paciencia que arda, no la necesito.
Tengo más de un millón de amigos en Facebook
Todos me quieren y me lo hacen saber.
Trataré más tarde con Donald Trump.
Hablo inglés, believe me.
Me encanta su peluca, quiero olvidar el español.
Le encantan los negocios y seré como él.
Ser de un hermoso mundo sin pobres
¿Pobres?
Pobres son quienes no desean ser ricos.
Brillaré. Es lo que dice mi horóscopo.
¡Qué mundo tan divino!
Alguien dijo con sapiencia:
‘El paraíso está en la tierra.
Búscalo, lo tienes todo al alcance de la mano’.
Oh Dios! Esto es el vergel.
Qué pasó conmigo ¿andaba ciego?
Bueno, pasó la pesadilla
Estoy despertando.

Y sólo es el principio.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Rimbaud, la última temporada


Arthur Rimbaud llega a Bruselas hambriento. Desea comprar un pan y el dinero no le alcanza. Discute con el panadero quien se niega a venderle la mitad de uno y lo echa de su establecimiento a palos.

Parece un pordiosero, tiene el pelo largo y viste con harapos. Se acerca al puerto y decide descansar en una de las bancas donde un parroquiano acaba de dejar un periódico. Arthur lee y descubre un anuncio. Un barco holandés necesita personal para su infantería. La paga se da por adelantado.

Arthur necesita el dinero. Es lo que más le urge. Está no solo hambriento, sueña con beber una taza caliente de café. Arranca el aviso y corre al puerto en busca del botín.

En el barco holandés se une a los postulantes que se anotan en una lista. Arthur Rimbaud tiene 1.77 de estatura, la cara oval, los ojos azules, la nariz ordinaria y el pelo marrón. Tras firmar un contrato por seis años, recibe 300 florines y se le asigna el cargo de fusilero. Sabe que si deserta pasará a ser buscado y fusilado.

Es mayo de 1876. Desde el puerto de la capital belga, el barco holandés se dirige a Handerwijk. Arthur junto a los nuevos enrolados entrenan 25 días. En las calles del pueblo holandés recibe el desprecio de los moradores quienes pasan cubriéndose la nariz con sus pañuelos cuando se cruzan. Los nuevos soldados huelen mal, son fugitivos que huyen de una vida pasada asquerosa. Rimbaud no escapa de eso, su vida ha sido un tormento y sufre de pesadillas.

Unos meses antes, el 18 de diciembre de 1875 acaba de perder a su hermana Vitale, quien muere de un cáncer en la pierna (Tuberculus sinusitis es el término que usan los médicos). Como protesta por el final de su hermana, Arthur se rapa el cabello. El poeta Paul Verlaine le ha escrito una carta y se muestra todavía molesto. Luego del tórrido romance vivido, Verlaine estuvo preso, pasó incluso por el vejamen médico de ser chequeado al centímetro, los especialistas le han medido el diminuto pene y hasta el tamaño y profundidad del ano, para lo cual se valieron hasta de globos, unas pruebas que ellos consideran científicas.


Por su parte, Arthur había estado en Viena donde los ladrones le han dejado desnudo, pues le han robado también los zapatos. Los austriacos lo han deportado y lo tratan como un indeseable. Luego decide ir a Grecia, las Cycladas para ser exacto, donde el negocio de jabones de un amigo se va a la quiebra. Cansado y pobre vuelve sin querer a casa.

En su pesado sueño, Arthur vuelve a caminar 150 días para poder volver a casa. Los prusianos corren tras de él, lo apresan, le bajan los pantalones e intentan violarlo. Llama desesperadamente a su padre. Su padre es un capitán del ejército francés, está parado ahí a su costado y no escucha, es más, le da la espalda. No es la primera vez que lo hace, cuando Arthur tiene seis años su padre se va y no vuelve. 

-¡Papá, papá, paaaa!- grita.

-¡Oiga, deje de gritar, no deja a dormir a la tropa!- le grita un soldado que llega a su camarote. Arthur se despierta y está sudando. Ha sido un día agotador, él sabe que no está preparado para ser un militar, prefiere dormir a levantarse cuando apenas despunta el alba.



Una noche, Arthur nos sorprende en un burdel durante su último día de franco. No sabemos sí se ha ido de putas o tan sólo visita el lugar para beber. Ya tiene la plata del pago en adelanto que recibió en el barco y está pronto a partir a Sumatra, aunque su intención es otra.

El 10 de junio, Rimbaud y la nueva tropa en adiestramiento parte a Utrech. Cambian de tren dos veces y llegan al puerto de Den Helder. Abordan el barco Prins Union Orange y enrumban hacia el sur-este. Los nuevos asimilados franceses suman cuatro. Dos días más tarde, cuando están pasando por las costas francesas, un soldado salta del barco y llega a huir mientras la tropa holandesa dispara a matar. El maltrato con quienes quedan en cubierta se incrementa y las protestas no se hacen esperar. Rimbaud está tramando el escape desde hace mucho, pero no quiere ser presa fácil, sabe que sí lo atrapan le darán 50 azotes y su cuerpo terminará ondeando junto a una de las velas del barco.

El 13 de junio pasan por Gibraltar. Se ve a lo lejos la costa portuguesa, luego Cádiz. Más tarde, los Pilares de Hércules, Nápoles. En el canal de Suez un soldado italiano se lanza al mar. Rimbaud y sus compañeros son confinados. El escapista es recapturado y frente a todos recibe un castigo brutal.

El 2 de julio cruzan Adén. Dejando África se encaminan al oriente, al área actual de Indonesia. El 19 del mismo mes pasan el puerto de Sumatra, el cabo de la Buena Esperanza y ven la cabeza de Java. El 22 de julio los fusileros forman el primer batallón de Salatiga. El 30 de julio se mueven a Semarang y uno de los cuatro franceses muere.

El 15 de Agosto cuando los oficiales pasan lista, Arthur Rimbaud se ha esfumado. Deja sus prendas, incluso sus zapatos nuevos. Todo se vende y lo obtenido se da a la caridad. Arthur Rimbaud pasa a ser un fugitivo desertor y sabe que al regreso lo que le espera es la muerte por fusilamiento.

Con el nombre de Edwin Holmes, Rimbaud aborda el barco ‘Wandering chief’ y vuelve a casa. En el viaje hasta Liverpool se ofrece de intérprete, hay que recordar que el poeta sabe inglés, mucho de latín y griego, cuando era un joven estudiante las escuelas se habían peleado para tenerlo como alumno. Vuelven las pesadillas, está preso, los piojos lo invaden hasta las orejas. A los malvados prusianos se suman los holandeses y es Verlaine quien lo acusa, le dispara en inglés: bang. (Junto a Verlaine habían pasado un tiempo en Londres y fueron puliendo su inglés dando clases a los franceses que llegaban a la capital inglesa). George Izambard le tiende una mano que Rimbaud acepta con reticencias.

Rimbaud baja en Diappe, muy cerca a su pueblo en Charleville y llega a pasar las fiestas de año nuevo en 1877.

Descontento una vez más, Arthur deja su casa. Desde Marsella parte a Alejandría y luego llega a Chipre donde trabaja en una cantera, chancando piedras. Seis meses más tarde contrae tifoidea y malaria.  Y una vez más vuelve a Francia. Pero en 1880, el poeta llega a Adén, ya ha pasado 36 meses en el agua cubriendo cerca de 50 mil kilómetros.

Pasando por Egipto, al promediar los 25 años, cansado, maltratado, llega a Adén (Yemen). Es un día soleado, el calor es de más de 43 grados. Ahí al sur de la península arábiga, Arthur busca trabajo en Bardey. Cia y es aceptado. Dice ser chipriota y  firma un contrato por 3 años. La compañía exporta café y Rimbaud gana 7 francos por día. El café viene de Kaffa, una provincia de Etiopía donde para muchos está el mejor grano de África. (Para que tengan una idea, Balzac toma de 20 a 50 tazas de café al día).

En 1883, Arthur esta libre, habla árabe y desea huir del calor, entonces decide ir a Harar, Etiopía (África). Crea su propia compañía y compra el café de primera mano, pero también se interesa por el marfil, las pieles y el oro. Se desata una epidemia de tifus en Harar, los cuerpos se tiran fuera de los muros de la ciudad. Veinte son las personas que mueren por día, es una pesadilla real, las hienas y los buitres se pelean los restos.

Rimbaud duerme entre los sacos de café y sueña con una familia. Conoce a Marian, una morena del lugar con quien vive por un tiempo hasta que se cansa y la deja. Comienza a estudiar los versos del Corán y se interesa por la fotografía. El libro es de su padre quien convertido musulmán se hacía llamar Abdo Rinbo Abdala Rimbaud. Sin embargo, Rimbaud no encuentra la paz que anhela, recae con el opio y se relaja. Bebe y recurre al Drak, un licor con 50% de alcohol que lo deja tirado en la playa durmiendo la borrachera de la noche. Ya con Verlaine había libado absenta, un aguardiente de madera que le producía alucinaciones tremendas. Incluso Paul borracho y alucinado rompió los fetos de sus hermanos que su madre conservaba en unos recipientes con formol.

Buscando más acción, Rimbaud decide ir tras las anheladas pieles de vaca y cordero hasta Boubassa.  Antes de llegar a su destino cae enfermo y su caballo lo salva de morir entre las fauces de un león, pues el felino prefiere al equino como cena.

Para el joven poeta francés la poesía es un mal recuerdo, atrás quedó su poemario ‘Una temporada en el infierno’. El último ejemplar que le quedaba se lo obsequió a una mujer que lo acogió en Italia. Ahora prefiere leer mucho de metalurgia, hidráulica, telegrafía, masonería, arquitectura y carpintería. Su deseo de volverse rico no tiene límites y siempre está tratando de hacer el gran negocio de su vida. Compra 2 mil 40 fusiles y 60 mil cartuchos Remington en mal estado para venderle a Menelik II, el monarca de Etiopía. Para vender el armamento parte del puerto de Tadjoura y se dirige a Addis Abeba. Arthur Rimbaud abre una nueva ruta en la zona conocida como el infierno en la tierra, en el desierto de Panakil. Cincuenta días se toma para atravesar el desierto junto a sus socios, el capitán Labatut muere en el camino por causa de un derrame cerebral. Cuando Rimbaud llega a Addis Abeba, el 6 de febrero de 1887, cuatro meses después. Menelik II, quien es también un negociante astuto, le juega un engaño y se mueve del lugar. Rimbaud va tras del monarca, pero ya la deuda que tiene lo está por arruinar. Menelik II cree entender los líos del joven traficante y sólo ofrece pagar el 30% del valor de la mercancía.


Poco a poco las pesadillas vuelven, Rimbaud se ve niño subido a un árbol para ver la ejecución en guillotina del asesino en serie Jean Baptiste Troppmann y se cae, al caer se rompe la pierna. Justo en el momento que las fieras huyen del zoológico y corren en las calles, él no puede huir.

Rimbaud realmente comienza a sentir dolores en la pierna y piensa que es hora de volver a casa. Se sabe de eso por las cartas que le escribe a su madre, a quien le refiere que ‘el dolor de la rodilla derecha es espantoso y los vendajes no ayudan en nada’. El 20 de febrero decide ir a Marsella para tratarse del mal. Aborda el ‘Amazonas’ y navega 25 días para llegar al Hospital de las Hermanas de la Concepción. En el barco oye comentarios del vidente de la poesía, Rimbaud hace oídos sordos y se hunde en sus pensamientos. Vuelve a su primer poemario, el mejor según Paul Verlaine, pero recuerda que el manuscrito lo ha quemado Matilde en un rapto de celos. Paul le ha suplicado perdón. Los manuscritos se han elevado al cielo. Las iluminaciones, son el colofón. Arthur sonríe, él sólo corrige el manuscrito y lo copia. ¿Qué habrá sido del talentoso Germain Nouveau? ¿Por dónde andará, seguirá vivo?

En Marsella algunos días después se encuentra con su madre, han pasado 10 años desde que se vieron la última vez. Rimbaud le hace entrega de un poder bancario por un monto de 30 mil francos (un equivalente hoy a 100 mil dólares). Ella pide que el dinero se lo transfieran a su cuenta en Francia a donde vuelve a los pocos días, sin importarle la salud de su hijo.

El 27 de mayo, los médicos deciden amputar la pierna de Arthur quien luego comienza a usar muletas para movilizarse. Se sabe eso por lo que escribe ‘tengo miedo de que las personas se acerquen a mí y me tiren abajo, podrían romperme la otra pierna’. Además, la culpa no deja en paz a Arthur quien recuerda que junto a su hermano solían tirarles piedras a los inválidos, ahora él cree estar recibiendo el castigo por los pecados cometidos. Es sorprende que un poeta declarado ateo tenga ese tipo de remordimientos, pero sorprende aún más saber que Rimbaud se vuelve católico el 20 de octubre. Antes descubre que no ama a su madre, de quien el poeta dice que sufre de una metástasis en el corazón. Las pesadillas se han ido, Arthur prefiere dormir. Su verdadera pesadilla comienza cuando abre los ojos. Y para calmarse recibe morfina.

Con la madre tirana y sin sentimientos, Rimbaud tiene muchos problemas, el poeta amenaza con suicidarse si ella lo abandona. Para aliviar sus dolores, Arthur es sometido a terapias de electroshock porque entonces comenzó a circular la información médica que podía ayudar a los pacientes que sufren de parálisis. Para entonces, el cáncer estaba extendido en gran parte del cuerpo del poeta.

El 10 de noviembre de 1891, Arthur muere. Se traslada sus restos a Charleville, en la región francesa de los Ardennes. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de su ciudad natal. La madre pagó 82 francos por el funeral, 100 por las velas, contrató a 5 coristas que cantaron la despedida y 8 niños que atendieron el altar.



*Datos tomados de: Rimbaud in Java, Jamie James / The double life of a rebel, Edmud White.